La pintura Sumi-E es un estilo procedente de Oriente que nació en China hacia el siglo VII y posteriormente, ya en el siglo XIV fue introducida en Japón por los monjes budistas zen.
Esta técnica era practicada por los artistas calígrafos, utilizando los mismos materiales propios de su oficio, la tinta, el pincel y el papel de arroz, con un estilo libre en cuanto al concepto artístico.
Se caracteriza por estar alejada de todo lucimiento, dónde el trazo directo, rápido y certero le confieren una frescura libre de todo encasillamiento. La composición se aleja de toda simetría en total libertad de expresión, desafiando el equilibrio de las composiciones artísticas convencionales.
Pretende expresar la vida de forma espontánea, plasmar la esencia del objeto más que su apariencia formal; la simplicidad; el instante y el vacío.
En la temática de la pintura Sumi-e se busca reflejar la naturaleza en todas sus manifestaciones posibles, de tal modo que el artista se sitúa no como un espectador que plasma una imagen, sino como parte de ella y que expresa mediante la pintura.
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